8 mar 2011

Encabezamientos de materia: historia, fin y principios

Historia:

Con la concienciación de las bibliotecas de ofrecer información a su comunidad, la importancia de los encabezamientos de materia fue aumentando paulatinamente; tal ha sido su desarrollo que la bibliografía sobre el tema es ya abundante.

A partir de 1876, con la publicación de las Rules for a Dictionary Catalog de Cutter, aumentó la edición de obras que trataban el tema de los encabezamientos de materia en EEUU, Italia, Francia, Alemania y Gran Bretaña, entre otros.

En el caso de España, el avance ha sido poco notable, utilizando adaptaciones de listas norteamericanas o reflejando la estructura bibliográfica de una biblioteca determinada. Cabe destacar la importancia en este campo de Carmen Rovira.
En 1975 se crea una comisión que pretende crear en principio un modelo propio para bibliotecas públicas, ajustable a otras áreas. Finalmente, es en 1981 cuando una segunda comisión, con Carrión a la cabeza, crea una Lista basada en las necesidades de los bibliotecarios.

Fin:

La biblioteca pública debe disponer de un medio que permita buscar y encontrar la información que requiere el usuario. Para ello existe el catálogo alfabético por materias que consiste en un término que resume el contenido del libro (NO la descripción de este). Dicho término se toma del lenguaje usual, por lo que aparecen diversos problemas tanto semánticos y sintácticos, como de evolución. Así pues, los encabezamientos de materia necesitan de un cierto control y reglas, que son creados por el propio bibliotecario.

Principios:

  • Principio de especificidad: se debe mantener la relación 1-1 (1 documento - 1 materia), añadiéndose otros términos mediante un "véase además". El término especifico irá antes que el general.
  • Principio de síntesis: se debe reducir el contenido a pocas materias (preferentemente a una), y expresarla con la mayor simplicidad, aunque a veces resulta imposible.
  • Principio de uso: a la hora de establecer una materia a un documento concreto, deberá tenerse en cuenta tanto los fondos como los usuarios a los que están dirigidos.
  • Principio lingüístico: los encabezamientos se harán en español y en el orden natural. La inversión sólo se justifica cuando el elemento inicial es demasiado general.
  • Principio de uniformidad: utilización de un mismo encabezamiento para las mismas materias.
  • Principio de economía: limitar al máximo el número de encabezamientos para un mismo documento.

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